Llevo unos días dándole vueltas a esta entrada
en la que voy a hablar de algo totalmente diferente a lo que suelo tratar,
seguramente no le va a interesar a casi nadie, pero si a alguna persona, aunque
sólo sea una, le sirve para relajarse un poco, me daré por satisfecha.
Antes de nada quiero decir que en esta entrada no pongo ninguna foto a la vista porque no a todo el mundo le interesa verlas, tanto mías como sacadas de la web, algunas pueden ser desagradables, por eso he puesto toda la información gráfica en forma de enlaces que podéis ver si pincháis, si no, seguid leyendo. :)
En julio tuve un accidente de moto, la
consecuencia fue la rotura del ligamento anterior de mi rodilla derecha, y lo
que voy a contar es lo que me hubiera gustado encontrar cuando buscaba
información.
Antes de nada, un consejo, cuando se me rompió
el ligamento cruzado anterior (a partir de ahora, LCA), LO SUPE, quiero decir,
no supe que me había roto eso pero sí que algo se había partido y no era un
hueso, la sensación fue de tener un trozo de gelatina en lugar de rodilla,
porque me intentaron poner de pie para ver si podía caminar y no pude, sólo
noté como si algo dentro de la rodilla se deshiciera, curiosamente no sentí
dolor, aunque también puede ser debido al shock por el accidente
Explico esto porque cuando el ambulancia me
dejó en el hospital al que me llevaron (el comarcal de Inca, en Mallorca), sólo
me hicieron radiografías, como no había huesos rotos me inmovilizaron la pierna
con uno de esos vendajes que llevan mil capas, a pesar de que insistí en que me
dolía mucho y en esa sensación que había notado, no le dieron importancia y me
mandaron a casa.
Insistir en que haya más pruebas aparte de las
radiografías, como una RESONANCIA (es lo que hay que hacer para descartar
roturas de LCA), sobre todo cuando se trata de articulaciones, es primordial,
no sé como me habría ido si hubieran detectado la rotura del LCA el mismo día
del accidente, pero ahora ya no vale la pena pensar en eso. La resonancia de rodilla dura aproximadamente unos 15 minutos y es indolora, el ruido es lo único que molesta un poco.
Al grano, quiero contar mi experiencia con la
operación y las pruebas previas, para que quien tenga que pasar por lo mismo no
esté acojonado como lo estuve yo desde que supe que me tenían que operar.
Lo primero, las pruebas preoperatorias, analítica,
rayos X de tórax y electrocardiograma, lo normal en casos de operación, que
nadie se asuste, y tampoco con el documento que hacen firmar sobre el
consentimiento de la operación en el que informan de todo lo malo que puede
pasar durante el proceso. También es normal, lo mejor es firmar y no mirar,
pero por si sirve de consuelo, te ponen lo mismo si te vas a operar a corazón
abierto que si te han de extirpar un uñero. Lo dicho, firmad y no le deis
vueltas.
El siguiente tema al que le di vueltas y
vueltas fue la dichosa anestesia, primero pensé que sería general, no me hacía
ninguna gracia, aunque también es otro de esos miedos absurdos, aquí tenéis un
escrito de un médico en el que aclara perfectamente el porqué nos da tanto
miedo la anestesia general. La otra opción era epidural, pero la idea de estar
despierta durante una operación que dura entre dos y tres horas me ponía
enferma.
Y llegamos al día D. En mi caso lo que me
hicieron fue, y cito literalmente el informe del médico que capitaneó la misión (fueron dos
médicos, el Dr. Calafat y el Dr. Martorell), “TRATAMIENTO: Plastia LCA rodilla
derecha con isquiotibiales con Biontrafix y Rigidfix”.
¿Qué significa esto? Pues que cogen parte del músculo isquiotibial, que está por la tibia y lo colocan con unos artilugios que
parecen de plástico, los anteriormente mencionados "Biontrafix y Rigidfix", en el lugar donde estaba
el ligamento roto, es decir, entre la tibia y el fémur, pasando en diagonal por
la rodilla, o sea, esto.
La operación duró unas dos horas y media, el
anestesista, que no se separó de mí en ningún momento (como un ángel de la
guarda), decidió que lo mejor era ponerme la
epidural con algo de sedación para estar relajada, y lo estuve, de hecho en
cuanto me pinchó y me tumbé sobre la mesa de operaciones todos los nervios y
nudos internos se esfumaron, un relax placentero, de verdad, incluso me atreví
a mirar en la pantalla del monitor como iba la operación, aunque sólo veía lo
que la microcámara mostraba, es decir, el interior de mi rodilla, no da ninguna
impresión rara.
En eso consiste la operación, hacen un corte debajo de la rodilla, sacan un trozo de músculo y tres puntos más arriba, uno de ellos para la cámara y el resto para
maniobrar, no sé exactamente cual de ellos es para qué pero vamos, se entiende. En este enlace podéis ver una foto de MI RODILLA después de la operación.
Si habéis estado indagando por Google sobre
este tipo de intervención supongo que os habrá entrado de todo porque aparecen
taladros, martillos... Etc. Bien, no hay que pensar en ello más de lo que
pensaríamos en cualquier instrumento, no son carpinteros, y el instrumental es
para lo que es, no hay ruidos de herrería ni mal rollo, saben lo que hacen y
van con mucho cuidado.
Una vez terminada la operación me vendaron la
pierna entera y ya de vuelta a la cama de mi habitación, me pusieron un
trasto que la mantiene elevada, que es lo recomendable sobre todo los primeros
días. También me pusieron una inyección de heparina (en mi caso “HIBOR 3.500) para evitar coágulos, este tipo de inyección
se pincha en la tripa, pica un poquito y suele dejar un moratón, pero no pasa
nada, es normal, de hecho al salir de la clínica me dijeron que tenía que
inyectarme durante cuatro semanas, es muy fácil porque ya vienen preparadas
para ello, pero si no, podéis pedirle a alguien que os la ponga, yo lo hago
pillando un trozo de michelín, pinchando en perpendicular y clack! En dos
segundos está hecho.
También me pusieron suero con calmantes y
antibiótico, éste último en tres dosis repartidas en 24 horas, los calmantes
más o menos igual, aunque éstos los sigo tomando a día de hoy, cuando ha pasado
una semana de la operación.
Porque esa es otra, al día siguiente me
mandaron a casa, al no haber fiebre ni dolor agudo, a casita, aquí lo indicado
es reposo relativo con la pierna elevada, ejercicios de cuadriceps (con
cuidadito, el médico tiene que explicar como hacerlos), hielo local y deambular
con muletas con carga parcial, es decir, apoyando poquito y con mimo.
Aparte de seguir tomando calmantes, Nolotil y
paracetamol, una pastilla para el estómago, Omeprazol y las inyecciones
mencionadas antes. Para mí, que no estoy acostumbrada a tanto pastillón me
asustó un poco, pero no pasa nada y vale la pena pasar por esto sin dolor.
Ahora ya he rebajado un poco las dosis, pero los primeros días es mejor seguir
las indicaciones al pie de la letra.
También me curaron la pierna antes de irme, da
un poco de grimilla, pero estaba perfectamente, tuve que volver dos
veces más, cada 48 horas, a que me curaran la herida en la clínica, pero la
tercera vez ya me dijo la enfermera que lo podía hacer yo en casa, simplemente
es limpiar con una gasa con agua y jabón, secar bien (mejor usar secador), un
poquito de Betadine con otra gasa y colocar los tres apósitos con adhesivo
sobre los lugares que haga falta, durante el día llevo una especie de media que
sujeta la pierna pero para dormir me la quito, tal y como me dijeron que
hiciera. Otra cosa importante que no me
dijeron en la clínica, cuidado con los calcetines que aprietan, la circulación
de la pierna tardará en volver a ser normal y cualquier cosa que presione
termina haciendo unas marcas tremendas, aparte de no ayudar mucho.
Y hasta aquí mi experiencia "pre y post", ahora queda la rehabilitación, espero empezarla en breve y si hay algo digno de mención, os lo contaré :)
Sólo me queda agradecer a todo el personal de la Clínica Rotger de Palma de Mallorca su atención, sobre todo al equipo médico de los doctores Calafat y Martorell y también a Prado, que fue la primera enfermera que me recibió y me tranquilizó, a Armando, que me vino a recoger y me hizo el camino de ida y vuelta mucho más agradable y a Isabel, mi enfermera de noche. Gracias a todos por sus mimos y su simpatía, y sobre todo su profesionalidad.
Sólo me queda agradecer a todo el personal de la Clínica Rotger de Palma de Mallorca su atención, sobre todo al equipo médico de los doctores Calafat y Martorell y también a Prado, que fue la primera enfermera que me recibió y me tranquilizó, a Armando, que me vino a recoger y me hizo el camino de ida y vuelta mucho más agradable y a Isabel, mi enfermera de noche. Gracias a todos por sus mimos y su simpatía, y sobre todo su profesionalidad.
Besos para todos.
♥