Ayer estaba leyendo la revista "Hola" en la peluquería mientras esperaba/vigilaba que le cortaran el pelo a mi hijo (es decir, siguieno MIS instrucciones y no las del niño, que luego vuelve como se había ido, incluso con el pelo más largo, y ya es difícil).
El caso es que nunca presto atención a las recetas de cocina de esa publicación porque me suelen parecer bastante engorrosas y sobre todo cursis, pero no había mucho más que leer y como la sección es la última, decidí echarle un vistazo más profundo y por casualidad la receta que había tenía buena pinta y no parecía complicada, "Pastel de puerros y queso azul", tomé nota mental de la receta, intentando dejar la mente en blanco previamente para hacerla de cena. Y mientras colocaba ingredientes sobre la barra de la cocina vi la luz y exclamé:
Y es que de verdad, que manía con hacernos las cosas complicadas, todo aquello que como base lleve huevos, es una jod... tortilla, le podemos poner el nombre que queramos, afrancesarlo, añadirle artículos determinados delante, lo que se nos pase por el arco del triunfo, pero ES TORTILLA.
Por cierto, la que hice llevaba lo siguiente:
2 huevos
Parece Quiche Lorraine, pero es tortilla |
medio litro de leche
1 cucharada sopera de maizena
50 gr. de queso azul desmenuzado
100 gr de jamón york picado
un par de puerros cocidos picados
una pizca de levadura Royal
sal y pimienta
Se mezcla todo y se pone en un molde engrasado con mantequilla o aceite de oliva, 20 minutos a 180 grados. Voilá!
"Pastel de puerros al queso azul con su toque de jamón dulce y el aroma de pimienta negra."
(o lo que sea que nos hemos encontrado por la nevera que aún no camine solo)
Si encima la cortamos con un vaso en vez de a cuchillazos, aún parece más un plato de nombre largo (y francés) |
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